Bucodental

Cuando pensamos en chicle, lo solemos asociar al mundo de las golosinas y del azúcar y, por tanto, asumimos que es un posible peligro para nuestros dientes ya que provoca, entre otras afecciones, la aparición de caries. Sin embargo, también nos llegan muchos mensajes en sentido contrario que posicionan al chicle como un aliado para nuestra salud bucodental. Y es que existen muchas y muy variadas opiniones al respecto. Veamos, pues, los pros y contras de este hábito y cómo afecta a la salud de nuestros dientes.

Masticar chicle, siempre que sea sin azúcar, no tiene porqué ser perjudicial para nuestra dentadura. Algunos expertos incluso lo recomiendan después de las comidas, siempre y cuando no sea un sustitutivo de la higiene bucal.

Entonces, ¿tiene algunos beneficios masticar chicle?

Sí, los chicles sin azúcar contienen xilitol, una sustancia que ayuda a eliminar la placa bacteriana y, por lo tanto, a evitar la aparición de caries. Por otro lado, el hecho de masticar chicle estimula la salivación y regula la acidez bucal. Esto es beneficioso porque la saliva es el mejor regulador de la acidez en nuestra boca y ayuda a remineralizar los dientes. También podemos apuntar que el aumento de la saliva es capaz de neutralizar la producción de los compuestos que generan el mal olor en la boca y, por tanto, considerar el chicle como un buen aliado para eliminar el mal aliento o halitosis. Finalmente, también está demostrado su efecto relajante sobre el sistema nervioso.

Pero, al fin y al cabo, el chicle es una sustancia sintética que puede tener algunos efectos perjudiciales para nuestra salud bucodental. A grandes rasgos, éstas son algunas de las desventajas que muestran los chicles:

Algunas de las sustancias que contienen los chicles, como el sorbitol, son dañinas para el estómago. Además, el hecho de masticar chicle engaña de alguna manera a nuestro estómago, por lo que afecta a todo el sistema digestivo. Por otra parte, también provoca un desgaste excesivo de las piezas dentales y puede generar dolor de mandíbula y todo tipo de problemas relacionados con la mordida. Tampoco es recomendable masticar chicle si se padece de bruxismo, ya que daña aún más la mandíbula al provocar una sobrepresión. Finalmente, no es apto para pacientes con ortodoncia, ya que algunas sustancias podrían quedarse incrustadas y sería muy difícil eliminarlas debido a la limitación en cuanto a higiene bucal que se padece cuando se lleva ortodoncia.

En definitiva, masticar chicle, siempre que sea sin azúcar y con cierta moderación, puede ser de ayuda para nuestra salud bucodental. Pero debemos ser conscientes de sus efectos negativos y, en ningún caso, considerarlo como un sustitutivo de la higiene bucal.

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Fuente: curull 

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